Hoy, bella mujer de tu ser fingida
de altas preces y luces ambiciosas
te hundes en mi alma como herida
y eres remedo de mis tristes cosas.
No quiero que me ganes las partidas
por tus felinas curvas tan hermosas,
porque a tono… de tanto ser queridas
la mujeres se vuelven caprichosas.
Prefiero tu gentil arquitectura
sin pompas lisonjeras ni tormento,
tus ojos, tus piernas, tu hermosura
con el toque de un bello sentimiento.
Me gusta de tus ojos la dulzura,
de tu boca lo puro de tu aliento...
y las finas cadencias del momento
cuando tu alma el cielo bien procura.
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