No tienen las penas,carta de navegación.
Apenas una brujula que siempre señala la piel que desprende el sol.
Los ojos abiertos al centro de la noche.
Las manos buscan ofifiosas,las penas extraviadas,debajo de la almohada,enredadas entre los cordones de los zapatos de fiesta.
Intento nombrarlas y las pierdo,en la punta de la lengua,y en el otro extremo del beso.
Se me cuelan por los ojos de vidrio, incomodando al respetable,de reojo al infinito.
Aullan como lobos en el medio de mi carcajada.
Huelen a tu piel del 91,y,ni el aroma de las camias a las cinco,ni los dibujos de las cinco, las pueden atrapar.
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