Tengo bastante claro que en la vida
todo lo que se prueba con agrado
puede ahorrar al cuerpo gran enfado,
siempre que la pasión no se lo impida.
Y no vale rogar a la querida
llegando a parecer un jorobado
si al sentir el destino acelerado
bien se observa uno atado por la brida.
Pues si me atosigaran falsos gozos,
con los que mi ceguera se alimente
y la razón mentirme ya quisiera,
sólo me bastarían los sollozos
que salgan consumados de la mente
para mostrar al mundo mi flojera.
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