El mundo ha de tomarse buena nota
de los tiempos que corren tan extraños,
creyendo que una fuerza muy remota
decreta sus antojos sin engaños.
Quizás en democracia uno ya vota
lo que piensa que sean sus apaños
si su confianza no termina rota
a medida que pasan tantos años.
Queriendo imaginar las circunstancias,
sano quisiera ver el argumento
sin sufrir el desaire de los listos,
que a base de mostrar sus arrogancias
pronto echan a perder su fundamento
al dejarse vestir por sus modistos.
|