Viendo el mundo a través de mi ignorancia
bien sostengo mis dudas al acecho,
y asumiendo el control todo derecho
ya me hago cargo en cada circunstancia.
Porque al dar la versión de mi arrogancia
cuando voy a enterrarme satisfecho
no ignoro lo que saco de provecho,
pero sí mido bien la discrepancia.
Pues siento que mi vida es tan frágil
que ya me niego al júbilo egoísta
de querer ayudar a tanta gente,
porque también lo fui de veras ágil
que el sentimiento se mostraba altruista
sin cuidar que pasaba por mi mente.
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