Para no terminar tan resentido
mejor no trabajar a cualquier precio
que liquidar la estima con desprecio
y proclamarse el listo por cumplido.
No quisiera que fuera mi apellido
blanco de quien valora sin aprecio
de igual manera que lo haría un necio
disimulando un hábil resoplido.
El cielo lo disfruto aquí y ahora
no allá lejos, después de liar la pata
y con el tiempo nadie me recuerde,
donde no me resulte agotadora,
al ponerme los huevos de corbata
porque quien no se arriesga nada pierde.
|