No me propongo yo cambiar el mundo
si no la percepción que de él tenga,
pues será siempre bueno que prevenga
el andar por ahí de vagabundo.
Y quizás porque al líder yo secundo
entre banalidades me entretenga,
a no ser que un amigo me retenga
en el anonimato más rotundo.
Porque muy bien me va de solitario
a solas arrastrando mis miserias,
hasta que logre deshacerme de ellas
para hacer de mi vida un vil calvario,
que sin duda envenenan mis arterias
sin dejarme mirar ni las estrellas.
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