Tienes esa edad en que la sonrisa
gana en serenidad, en calidad
en la que tus pasos seguros
dejan estelas de perfumes dorados
y frescos cargados de silencios
con un tilde de misterio;
es, esa edad, en que se ha vivido
lo suficiente
para apreciar el frío vientre y
la mar salada del eco en el firmamento,
esa edad en que el calor arrecia
igual que el frío,
en que los pies buscan el cobijo de una
tranquilidad,
a sabiendas de la dificultad,
y a pesar de ella, apreciando el momento,
esa edad en que el rostro empieza a cambiar,
¡ya no se resiste al tiempo!
pero conserva los recuerdos con amor,
tus piernas aun fuertes
todavía buscan el encuentro,
sin prisa, sin temor,
con un tilde de cautela,
tu corazón, aun de niña
brinca de alegría
pero tu expresión la oculta
con un velo sereno y armonioso
y asoma una sonrisa cálida y furtiva
al encuentro,
por momentos toda tu vida se borra
y quiere empezar de nuevo,
pero el salado aroma del incienso
retoma el momento
y la prudencia acuñada
sale al encuentro.

Poema del libro "Nada original"

Tonia Alban