Cuantos daños hagamos a las gentes
habrán de ser pagados en la tierra,
porque no es justo declarar la guerra
sin resquemor a tantos inocentes.
Y que conste que están los precedentes
a la vista de todo el que se aferra,
escondiéndose siempre tras la sierra
por tratar de salvar sus alicientes.
Si el amor del perdón fuera la llave
cuando sea la paz lo que persigas
por aquestos lugares del planeta,
seguro evitaremos que se acabe
dando por hecho que un montón de intrigas
se dispersen al toque de trompeta.
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