Si no fuera la paz manipulada
por quienes mangonean el tinglado,
seguro que estaría todo atado
por quienes manejasen bien la espada.
Pues quien da su respuesta por sentada
sin tirar piedras sobre su tejado,
tiene ya su terreno preparado
para dormir tranquilo en su almohada.
Porque lo eterno suena milagroso
a nuestros soñadores sentimientos,
cierto es que los llenamos de ilusiones,
a riesgo de pecar de vil tramposo
que aunque siempre le sigan regimientos
quizás entre ellos hayan baladrones.
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