Las lágrimas y penas son del viento,
jamás florecerán entre pinares
y los llantos que vierten tus pesares
son la lluvia celeste de tu aliento.
Y dime por favor si acaso miento
al elevar tu nombre a los altares
y poner a tus pies todos los mares
de mi rendido amor y el sentimiento.
Porque sentir así con suave esencia
el regalo que tiene tu presencia
y el toque de un jardín feliz y hermoso,
es un bosque de hierba florecida,
la conclusión que me dictó la vida
para mi ser mortal y dulce gozo.
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