En México admiramos la malicia
de la honradez tan solo imaginada,
son oro y luz brotados de la nada
los billetes manchados de inmundicia.
No existen los valores, qué estulticia
resurgir sin pasar por una entrada,
la gente vive siempre enamorada
de la peste que todo lo acaricia.
El mundo sin fronteras ni armonías
convierte en atadura nuestros días,
las antiguas conciencias se estremecen.
Los hombres ya no buscan un hermano
pues viven en el fétido pantano
junto a las heces que con ellos crecen.
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