Tal vez desde que toco carne y hueso
el secreto amoroso me abandona,
ni ya busco ninguna chica mona
que me dé cautivada un simple beso.
Quizás de mi esqueleto quite un peso
si al cabo mi cabeza lo razona,
dado el caso y me encuentre una leona
que de tanto placer me deje tieso.
Pues lo que más provoca mis sentidos,
es aquello que oculto se me muestra
detrás del pensamiento coartado,
porque al sentir mi pecho sus latidos
no me extraña que salga a la palestra
dándose sin pudor por enterado.
|