El amor en su duda
sin quererlo se aferra a lo concreto,
ya fuera por el miedo o por respeto,
resulta a duras penas que el susto se sacuda.
Pues cuanto más el alma al mundo se desnuda
bastante más el ego pone veto,
al sentirse sin fuerzas bien sujeto
rechazando su ayuda.
Porque más vale pájaros en mano,
que verlos emprendiendo tristes siempre la huída
mientras te dejan viendo sus celajes,
preguntando quizás si acaso algún tirano
que andara de fisgón no les impida
disfrutar el momento de los bellos paisajes.
|