Si esquivo la conciencia de la muerte,
tan banales resultan mis esfuerzos
buscando sin parar la sutil suerte
que apenas si disfruto mis almuerzos.
Si acaso soy consciente de los lances
que a menudo mis piernas desafían
calculando ahorrarse los percances,
que falto de razón me dejarían.
Tanto que los infiernos yo visito
sabiendo que el demonio ahí me espera,
pues aunque me suprima el apetito
ni el miedo me detiene en la frontera.
¡Quién pudiera frenarle la guadaña
mientras pueda seguir con mi campaña!.
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