Fortuna considero el estar vivo,
pues tampoco conozco yacer muerto
quizás bien enterrado por el huerto
mirando a vuela plumas lo que escribo.
Porque con mucha pena lo concibo
salir desamparado de mi puerto
sin tener mis espaldas a cubierto
siguiendo al jefe en tono expeditivo.
Pues como nunca juego a las quinielas
a solas yo confío en mi trabajo
mirando fijo al cielo sus pesquisas,
no fuera que me clave sus tachuelas
mandando mis delirios al carajo,
y ya de paso todas mis sonrisas.
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