¿Para qué la sutil filosofía,
si cuanto necesito siempre pasa
por mantener sin empeñar mi casa
y comer sin disgustos cada día?
No persigo tesoros todavía
pero tal vez mi suerte se traspasa,
tomándose las cosas siempre a guasa
cuando de pronto sufre neumonía.
Acaso de pensar no me alimento,
pero bien entretengo mis neuronas
teniéndolas a raya en su escondite,
pues podrían perder el fundamento
volviéndose en perversas criticonas
sin que en secreto yo las acredite.
|