El tiempo se me fue por el espacio
de lámpara votiva
en canasta tejida de misterios
y quiso así la vida
regalarme del tiempo su martirio.
Oh bella soledad
que puso los temores en su horario,
en esa rueca del amor fingido.
Tiempo de lunas tiernas
y naves del hechizo...
martirizome el tiempo y el mar con sus delirios.
Mi juventud... mi numen satisfizo
al ver correr el tiempo.
Después las horas como alto cirio
cayeron en las sombras
y el tiempo se fugó en sus vestigios.
Mis segundos, leones arrogantes
de humedales cubiertos por el miedo
batieron el deseo
y en sus toques de faunos funerarios
blandieron el erario.
El furgón del adiós se fue rumiando
los momentos del ayer,
pero ahora le doy al tiempo final
las cumbres y el abismo
y el fondo delirante del suplicio.
Ah, tiempo inútil de principio suave,
fulgor del infinito,
eres tal vez el ave rumorosa
que ha de cubrir el tiempo del misterio,
y la voz del olvido
sobre aquel polvo ardiente del destino.
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