Pero si hasta en los sueños aparecen
grabadas mis victorias y mis fiascos,
en un lecho de abrazos y peñascos
rodeados de caras que envejecen,
¿cómo haré que un montón de santos recen
en vez de confinarse con sus cascos
impidiendo que deje mis atascos
allí donde mis astros se oscurecen?.
Ya cuido de callar por esta boca
cuantas huidas me son justificadas
marcando el paso fijo de los días,
pues quien sabe si alguna vez me toca
caminar con las piernas desgastadas
siendo presa de múltiples arpías.
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