Lo digo sin reproches, con anhelo,
hay que hacer destino
para llegar a anciano con mil canas
a ciertos puntos fijos
surcar la mar sin emociones vanas,
probar el pan de trigo
en las horas aciagas y sin duelo.
Ver con ansiosos ojos siempre el cielo,
atravesar el río a nado fijo
y ser con ansia y con desvelo
el numen de las cosas más humanas
y sin rijoso grito
llamándole a las horas mis hermanas
llegar tal vez contrito
a vivir los segundos sin recelo.
Gozar la vida entera en cada trecho
en el solar rendido
a la pasión sublime y más remota;
seguir con paso fijo…
beber así la cristalina gota
de acíbar y del olvido
escurrida de labios hacia el pecho.
Ser como una gaviota itinerante
sin polvo del camino
que roza las laderas con sus alas,
dejar cualquier cariño
o ser también como las aguas malas,
sin ruta, con misterio,
que resume el dolor en un instante.
Morir entonces sin sentir la herida
furtiva del olvido,
del paso de las horas y los años,
de aquellos mis caprichos.
Ir sin quejas ni vanos desengaños
a tantos puntos fijos…
decirle adiós… sonriéndole a la vida.
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