Poema dedicado a Raúl Serrano Aranda
y a sus familiares más cercanos.
Buscamos la justicia tan sombría
en la siniestra calma
y nos topamos con candentes horas.
Justicia reprimida entre las sombras
de nuestra triste alma
en esta noche tan doliente y fría.
El sol recorre la vereda umbría
en los cansados lirios
de aquella cuita que tal vez lloramos
y sin saberlo hoy… ya olvidamos
perdida entre delirios
la luz y fuerza que nos dio el día.
Y no están solos en la vida impía
ardiente o sosegada,
tu esposa ni tus hijos ni tu aliento,
pues todos, fuertes como dulce viento
surgidos de la nada
nos sumamos a tu melancolía.
Tus amigos y todos tus parientes
que tu ilusión alcanza,
tus sueños con calor hoy abrazamos
las manos con amor siempre te damos…
pedimos la esperanza
y sufrimos lo mismo que tú sientes.
Raúl, vengo a ofrecerte mi consuelo
de compañero errante
en estas horas que el pesar invoca
con la fuerza que a algunos nos provoca
seguir hacia adelante
cuando buscamos el ansiado cielo.
Lo digo sin tapujos ni egoísmos,
sin ánimo violento
el mundo rueda cual punzante espuela
y aunque admitirlo por demás nos duela
como reloj al viento
al hombre lo gobiernan eufemismos.
Hoy será la alborada que fenezca
inadvertidamente
tu angustia de padre atribulado.
Estaremos así siempre a tu lado
muy cerca de tu mente
deseando que tu herida nunca crezca.
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