Y parezco tranquilo en mi tormenta,
no sin bastante pena y sufrimiento,
tratando de evadirme sin lamento
al mantener el alma bien contenta.
Así es como mi mente se alimenta
poniendo en fuga todo juramento
que como vendaval feroz y hambriento
sopla hasta que mi yo se transparenta
Pero en vano consigo distanciarme
de ese mundo mezquino y miserable;
más me encamino alegre a su regazo
como si fuera el alma que al hablarme
me concibiera el mundo soportable,
dándome un cálido y honesto abrazo.
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