Romperás las tinieblas de aquellos campos nuevos
con dulce saciedad de todos mis delirios.
La estela de tu sombra se me esfuma en la nada
como un coral sangrante de mares escondidos.
Disfruto mis tristezas en las horas serenas
y la piel del ensueño es hoy mi dulce abrigo.
No rasgues la nostalgia que escuda tu entereza,
mujer de faros tiernos con hiel o escalofrío.
Sea tu virtud sumisa y pronta como el viento
de aquellos campos nuevos de mi fatal camino.
Surgirás en mis sueños, alegre y vaporosa
en las vertientes altas de un pájaro sin trino.
Oh virgen, tan inquieta como los tiestos nuevos,
oh musa delirante, de agrestes desvaríos.
No rompe tu sonrisa la luz de mis antojos
ni marcas con tu risa la cruz de mi martirio.
Me seducen tus besos, tus ojos luminosos
y en tu portal rebelde …me amparo del estío.
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