Seguro que a lo largo del camino
habré de conocer, si no presencio,
a quien teja los lazos en silencio
del fiero cambio de mi cruel destino.
Pero nunca pondré freno ni tino
a mi sana locura, lo sentencio,
si apenas mi delirio diferencio
cuando a la vista tengo a mi asesino.
Pues recorriendo seguiré sin prisa
cuantos caminos sueñe bien despierto,
siempre que a tiro estén de mi existencia,
dándole rienda suelta a mi sonrisa
una vez salte a tierra y pise puerto
al llenar de sosiego mi conciencia.
|