Si pudiera sentirme preparado
para desenterrar mis inquietudes
dejándome tirado y sin virtudes
en medio del abismo y bien atado,
ya podría mi instinto desmadrado
celebrar en honor de multitudes
que la mente visite latitudes
fuera del mundo más trivializado.
Si fuera que mi mente se resista
a ver y soñar mundos diferentes
para poder seguir superviviendo,
echando manos de la fe clasista
sin principios ni fines coherentes,
seguro que me iría despidiendo.
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