Ni siquiera me chilla la conciencia
con sus mensajes faltos de mesura,
cuando al necesitar sutil ternura
sólo aprecio reproche y exigencia.
Pero tanto me duele tu inocencia
que yendo racional con mi blandura
pido perdón en forma de tortura
siendo un flaco favor a mi carencia.
Sea que el bien y el mal solos se entienden
que muy poco me esfuerzo en esas lides,
pues nada soy devoto en dejar huellas
si abriendo mis secretos me suspenden,
cuanto mejor prefiero que me olvides
viéndome sólo bajo las estrellas.
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