Siento envidia de toda despedida,
mientras no sea mi yo quien se larga,
si de su mente aleja ya la carga
para prever la próxima salida.
Jamás daré locura por perdida
si ansioso por correr mucho se alarga,
pues mi esqueleto pronto se aletarga
y no duerme soñando en la partida.
Mas hoy mi piel con sensación de hambrienta
al mostrar sus molestias bien se irrita
y sin tregua reclama su placebo
allí donde la espera no es violenta
porque mientras el sueño se repita
siempre se me presenta como nuevo.
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