Si no desprecio cuanto hoy me sobra,
no serán las memorias por supuesto
de la persona con quien más me acuesto,
que por casualidad mi alma zozobra.
Ni quiero dar por terminada la obra
por la que aquí me trajo tan dispuesto,
pues mientras no demuestre otro pretexto,
no inventaré ninguna otra maniobra.
Porque si cada vez que me despojo
del lastre que desctroza mi cabeza
me viera más ligero que una pluma,
fuera de mí estaría sin enojo
bastante libre de cualquier torpeza
nadando a gusto sobre un mar de espuma.
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