Con mucha fuerza irrumpe aqueste otoño
siempre poniendo a prueba las conciencias,
sacando a relucir cuantas dolencias
nos tiren a propósito del moño.
Y que nadie se baje del madroño
tratando de esconder sus apariencias,
porque tras las intrépidas creencias
tal vez arruinen su mejor retoño.
Abrigarse nos queda con esmero,
dándole al cuerpo todo su cariño
si queremos que acabe bien el año,
y sacar los abrigos del ropero
tal que lo hiciera muy contento un niño
recibiendo presentes de un extraño.
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