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Un viaje corporal...

A cuanta distancia te tengo
reina de mi alegría,
que navegando por mares negros
te tengo en melancolía.

Todo sucedió tan rápido,
que no pude aceptar el momento,
y ahora entre cuerdas me encuentro
Ahogado dentro de un ser estúpido.

Descendiendo desde tu cabello ,
el cual cubre un preciado diamante
se encuentra tu pura mirada
dulce y a la vez congelante,
que con tus ojos grandes color negro
abrumas al ser más fascinante
haciéndolo viajar tan lejos
que sin mapa se perdería al instante.

Oxigeno quisiese ser
para poder en ti entrar
por lo que virtuoso es
tu belleza nasal.

Es aquí mi laberinto de fauno
donde me quedaría y no saldría
yo con brújula me perdería
dentro de tus jugosos labios,
que conmigo jugarían
hasta enloquecerme a diario
e incluso desconocería
otro placer que no fuera el de tu alegría.

Unión entre mástil y vela
que brillante engatusas a mis besos
como imán atraes mis deseos
pues de ti soy preso.

Entre dos cordilleras me encuentro
dulce valle de la feminidad
que altos son las cumbres
que desee siempre coronar.

Una a izquierda y otra a derecha
en el cielo desean culminar
coloreando el paisaje
de un dulzor celestial.

Tras salir de tan inmenso placer
me encuentro en un desierto
donde el calor de mi cuerpo
me obliga a tener sed.

Es ahora el momento
de no saber qué hacer
pues por más que camino
no puedo enloquecer.

Llego a tu Ombligo
que brilla por tener
dentro de un brillante
que colocaste en el.

Miedo me dan tus caderas
que marcadas y definidas
son capaces de partir piedras
duras como nadie imagina
pues curvadas líneas terminan
y firme torso el definido
no puedo descender
pues de ti quedé prendido.

Intento definir lo que siento
cuando me encuentro en tu nido
donde crearas ancestros
donde vivirás alaridos
donde el placer nace
de un objeto prohibido.

Es tal la belleza del lugar
que por frondoso que fuere
jamás podría negar
el mayor de los placeres.

Deseo poder bajar
pues mi locura me hace chillar
me tengo que subir por paredes
que yo mismo he de imaginar.

Por fin salgo del paraíso
y desciendo hacia la locura
de esas prolongas criaturas
que su dúo me hacen sumiso.

Tal es su esplendor
que por mucho palabrerío
no puedo contestar
a el deseo que provocan.

Tal es su resplandor
que por mucho libre albedrío
no puedo negar
que a mi cabeza vuelve loca.

Comienza así un viaje
cuyo principio es añil
comienza aquí un paraje
que me hará eternamente sonreír.


AbelMa

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Publicado el: 03-10-2010
Última modificación: 00-00-0000


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