El poder se convierte en un combate,
desde luego mortal de vida o muerte
donde ya juega su papel la suerte
de quienes dan primero jaque mate.
Y ese sería el único acicate
que actúe de secreto contrafuerte
a no ser que con tiempo se despierte
metido en algún necio disparate.
Lo que se da en castigo se recibe,
ya sea más temprano que no tarde
sabiendo que las deudas más recientes
olvidar la conciencia lo prohíbe,
aunque la mente muestra gran alarde
en pretender aniquilar sus fuentes.
|