Bien predecimos como son las cosas,
y tiempo ya gastamos en pensar
cómo sería nuestro bienestar
adornado de bellas mariposas.
Pero como las leyes son celosas
a la hora de tener que legislar,
si se quiere a un pueblo gobernar,
nada extraña que sean maliciosas.
Nuestra realidad contradictoria
resulta conflictiva con frecuencia
como demuestran con razón los hechos,
y así lo certifica nuestra historia
justificando toda la violencia
sin que nadie respete sus derechos.
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