Retornan las leves brisas del amanecer
Como aquellas sonrisas,
las de las primeras miradas,
aquellas que fueron pintadas
con el color de la curiosidad.
Cómo espontáneo es
el arco iris tras la oscuridad.
Cómo luminosos surgen los retoños
del ocre pálido de las ramas,
para comerse la vida,
para participar en la belleza de la primavera.
Así renacen, suavemente, las dulces emociones,
sin euforia, con sabia y paciente ternura.
Así sintoniza el esforzado y ya oscuro
recuerdo con su realidad resucitada,
así se reaniman aquellos sentidos latentes.
Es otro día más pero no es nuevo,
no es más tierra sobre el ayer,
se ha abierto un pasillo luminoso que rompe el tiempo,
que acorta las distancias,
que otra vez deshace las paredes de la mente
y conduce a la inmensidad interior del alma.
Otra vez nado en el dulce mar de las ideas,
planeo suavemente sobre los cerrados bosques
de nuestras marcadas realidades.
Sigo estando, sigo siendo.
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