Delicada y sensible, coraza mía.
Débil sexo de acerado temple.
Presta al llamado de su carne propia,
más que instinto, madre, amor simple.
Valentía de hembra surge, no por suerte,
a cada instante en duelo te bates;
aún enferma como en lecho de muerte,
brotan las fuerzas de ignotas fuentes.
Del vástago, sinapsis de cielo y tierra,
cristalino mensaje encierra,
no por hombre se tienen cojones,
por hembra se tienen calzones.
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