Vi de cerca las olas espumosas
mientras la luna cintilaba brillos
y en los cielos estrellas luminosas
enmarcaban el canto de los grillos.
Las diosas del océano, procelosas,
bañaron con sus aguas los anillos
que en el cosmos prendidos cual las rosas
llevaban los amantes en cintillos.
De tus dedos cayeron las corolas
venturosas, radiantes y encantadas
y el rito de mis manos siempre hirieron.
Las altas y mullidas amapolas
blandieron las ortigas de las hadas
y con creces tus penas redimieron.
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