Setenta me parecen pocos años
si los gozo con estos mis amigos,
en Tuxtla de mi vida son testigos
que aligeran mis nuevos desengaños.
No volveré jamás a los setenta
y así inicio hoy setenta y uno
y no me quedo de éstos con ninguno…
ni me asusta saldar la oscura cuenta.
Feliz cumpleaños dicen mis parientes,
que vivas muy feliz y muchos años,
que Chabe te perdone los regaños
y que te broten tus terceros dientes.
Llegaron desde lejos mis dos hijos
Ana y Julio, también mi amigo Mario
con su esposa -jamás fuera de horario-
pues comen a su hora… estos canijos.
Alejandra y Marisa son mis hijas
que me dieran dos yernos colosales,
el más cejudo de estos comensales
y Pepe Tuñas, de las fotos fijas.
Ana Olivia, que nunca diese lata,
ayer casó muy bien... lo digo in situ,
con un muchacho que le dicen nitu
por ser original de Cintalapa.
Ana y Martha hermanas muy queridas
de mi estirpe, llegaron desde lejos,
pues son ambas Serrano y Castillejos
y por supuesto son muy bienvenidas.
Llegaron los campeones de las fiestas
todos ustedes con el Chato y Gloria
y si no me traiciona la memoria
faltó Dimas y su “cuaderno” Gestas.
Pero a cambio vinieron los notarios,
varias tías y algunos de mis primos,
mis cuñados, y hoy, según supimos
algunos importantes empresarios.
Sería prolijo y además inútil
citar a todos los que aquí comemos
y sobre todo a los que bien bebemos
en este mi cumpleaños inconsútil.
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