A buenas horas mangas
verdes, hoy tú me vienes con tus quejas,
cuando ni marcas tienes en las cejas
y la chaqueta a solas tú jamás te remangas.
Quizás veas curioso que tocando pachangas
de la realidad mejor te alejas
porque escuchando locas moralejas
bien te exhibes en tangas.
Porque muy tarde acudes a la cita
tratando de parar sin razón la tormenta
que rauda se avecina a toda leche,
mientras que tu cerebro nada recapacita
sin importarle mucho ya la afrenta
aunque muy grande sea el temor que le acecha.
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