Tú cielos, que conoces mis flaquezas,
vuelca tus cuitas sobre mis no "puedos"
para que al desamparo de mis miedos
no vayan a aumentar las sutilezas,
No corras tras de mí por las riquezas
diciendo y señalando con tus dedos
que queriendo evitarte los enredos
justificas a veces tus rarezas.
Tú corazón, que todos ya lo intuyes,
detén ese deshielo que me mata
para que tanto aprecio no se olvide,
para que cuando en sueños tú me arrulles
no despierte metiendo ahí la pata
y todo nuestro encanto se liquide.
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