Y en un silencio escandaloso
te vi venir, tan plena
tu piel sin escamas, tan plena tú;
tan plena la luna llena de mis entrañas,
esa inquietud en la que de luz
nos ensombrecemos.
Y amanecemos llenos de vida,
la noche asciende hacia nuestros cuerpos
tan sudorosos, tan imprecisos,
a nuestros cuerpos que hacen silencio también
cuando la noche calla.
Y es madrugada cuando en tus ojos
nacen mis manos;
y es el otoño el que se confunde
con el verano.
No ese sol pálido,
no es el sol en donde naufrago,
sólo tu aroma y tu piel desnuda
me traen de vuelta.
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