Yo no tengo la culpa amigo mío
de cuanto en la guarida nos suceda
por más que la fortuna gire y ceda
te juro que detesto cualquier lío.
Ya quisiera escapar del poderío
que a menudo levanta polvareda,
pues aunque muestre un corazón de seda
peor yo considero el desafío.
Porque insignificante ya me siento,
si acaso me cuestiona el respetable
haciendo de la bronca su deporte,
del cual sin duda saca mucho cuento
y del que no se siente responsable
mientras a su egoísmo reconforte.
|