Hola María,
sé que estás ahí,
respiro tus aromas,
añoro los encantos
de esa piel nocturna
que yo sueño.
Presiento que la vida
no me engaña
y no me miente.
Ayer contestaste mi carta
entre versos
que allanaron mis dudas
y llenaste de flores
esa parte de mi corazón
que es tuyo ¡solo tuyo!,
y tienes la llave para abrirlo
o para cerrarlo cuando quieras.
¡Oh Dios que ternura me inspiras!,
que arte tienes
para alegrar mis olvidos,
para soñarme en silencio.
Por eso y tantas cosas
aquí me quedo,
esperando siempre
tu sonrisa de nubes blancas
y tus tiernos abrazos.
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