A tu paso un reguero de poemas
y de lágrimas voy aquí dejando,
por más que a duras penas logro el mando
del velero que tú sin brisa remas.
Sin corazón la voluntad me quemas
mientras me vas la cama preparando,
no sabría decirte desde cuándo
pero frito me tienen tus problemas.
Saber de ti de veras que me encanta
porque de tu sonrisa bien disfruto
y la ocasión acaso lo merece,
tanto que la moral se me levanta
al tener que pagar un cruel tributo
sin que jamás te muevas de tus trece.
|