En el matraz añil de la inconsciencia
seré como Pinocho,
y volando en las colas de un cometa
visitaré al tiempo...
a la cauda del alma
y al suelo poli forme de la ciencia.
Y digo para mí:
secreta inequidad en las vertientes
me regaló Geppetto…
su caminar seguro, carpintero,
la diapasón rendida
en la virtud del cielo
y el ave que remonta su ramaje.
Recibo con honor
la redondez del mundo, alborotada
en mi filial conciencia…
hoy abrazada al claustro de mi cama
en la sublime y pura
incitación del sueño
que arruga bien los pliegues de la almohada.
Arriba, Pepe Grillo,
surcará el desenfado de señores
en un bajel sin muelle.
Las piernas bailarán con desenfado
pausado y vencedor,
seré como la sombra
del viejo carpintero…
un ángel coloquial y sin rencores.
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