No quiero hallar motivo permanente
que a renegar me lleve tu cariño,
cuando gimiendo a solas como un niño
a llorar que me piro bajo un puente.
Porque sufrir ya sufro suficiente
preparando con lágrimas mi aliño,
tanto que bien de rojo yo me tiño
si contigo me encuentro de repente.
De piedra se me vuelve la ternura
cuando mis mimos piden ser devueltos
observando tu falta de vergüenza,
pues muy poca parece la cordura
que mantiene mis cabos bien revueltos
porque nada hay en contra que convenza.
|