Pues siendo la verdad tan simple, digo,
¿cómo hubiera de amarte libremente
si presta apareciste de repente
persiguiendo los cuentos de un amigo?.
Si un esfuerzo titánico persigo
cuando ronda el pecado por mi mente,
al crear un paisaje deprimente
porque sufrir no quiera su castigo.
Pero agotado busco mis jugadas
al temer sin parar los falsos cielos
que lejos de llenarme de ilusiones
me alejan de las ínfulas sagradas
que antaño protegían mis consuelos
llenando mi existir con sus razones.
|