Sin parecer un náufrago en el puerto
me gustaría darte aquí las gracias,
obviando en lo posible las desgracias
que resolver pudieran el entuerto.
Pues caminando a solas casi tuerto
fácil tú con mis órdagos te sacias,
como si al valorar tus diplomacias
ya me pudieras hoy llevar al huerto.
Quizás porque el amor no echa raíces
nos resulta volátil de repente
cuando la situación se nos complica
por temor a que deje cicatrices,
si con el diablo chocas hoy de frente
y la ruptura igual nos ratifica.
|