Bastante es ya saber que nuestras almas
no ocultan que caminan de la mano
liberadas con fe de sus apegos
porque una vida a solas nos sonría.
Y desaprovecharla no conviene
envuelto entre caricias y peleas,
si para cuatro días que vivimos
mejor será gozarlos sin disgustos.
Que siempre nos socorra el alborozo,
lo pido sin vergüenza de quien busca
sin temor a que ocurra un imposible,
si llegado el instante vemos bien
que nuestros labios tímidos se busquen
recordando el refugio de su amor.
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