Ya son las noches demasiado aciagas
al pretender en vano tu presencia,
cuando aún siendo enorme mi inocencia
no pudiera llenar mi piel de llagas.
Porque mantienes mis quimeras vagas
al vivir en total independencia,
al querer arrullarte con decencia
sin tener que esconderte de las dagas;
sin renunciar a ese favor que abrigo
de hacer feliz tan deseado encuentro,
mi alma sola en abrazos se confunde
manipulando ser quizás testigo,
quién sabe de un posible reencuentro,
porque ese sueño nunca más se hunde.
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