Si solamente viera los fulgores
de lo que estimo fiel y verdadero,
bien podría comprarme un buen lucero
del cual colgar mi edén de animadores.
Pero si nunca cuido los colores
y mantengo el propósito de acero,
no seré yo el mejor titiritero
que no se alegre de tirarme flores.
Pues parece que nunca me percato
que el salir del infierno no me importa
si de alfombras recubro mi camino,
si preveo evitar al mentecato
que por hacerme daño se comporta
como cualquier estúpido asesino.
|