En busca de calor noche tras noche
los jóvenes se van con sed de fiesta,
y al paso del impulso de la orquesta
alegres negarán cualquier reproche.
A placer se tolera este derroche
y al vuelo no se caza la respuesta,
puesto que si se juzga de molesta
alcohol se consume a troche y moche.
Acaso el botellón se manipula
en reyerta furiosa y desbocada,
convirtiendo la fiesta en un debate
que sólo la intuición aquí regula,
pues que sepamos toda la manada
participa y disfruta del tomate.
|